El día que iban a empatar con el colista, los lobos se levantaron a las 7.30 de la mañana.
Nunca sabremos si se debió a lo soleado del día, que invitaba más a sestear que a correr... o si fue la confianza de los jugadores amarillos por enfrentarse al colista... o si el equipo técnico no fue capaz de transmitir lo importante de la victoria... o si la afición se dejó contagiar de la indolencia que se le transmitió... pero la realidad es la que es: el sábado a las 10.30 se había tirado el partido contra el colista.
Y el 3.3. final, significa que los lobos han dejado todo para el último día y lo que es peor, nos lo jugaremos todo a una carta y contra un rival peligrosísimo.
Cuatro son los vergonzosos capítulos en los que se escribe el drama:
1 Los entrenamientos:
Ya notamos durante la semana, la sorprendente falta de cansancio de los jugadores al llegar a casa tras los entrenos.
Se juega como se entrena...
Sin tensión durante la semana, no hay tensión el sábado. Se ha demostrado para bien en la victoria y empates conseguidos durante la temporada. Y hoy se ha demostrado lo mismo para mal... Lo bueno será, que son jugadores jóvenes en pleno aprendizaje; seguro que son capaces de tomar buena nota de lo ocurrido, para ponerse las pilas en los próximos cuatro entrenamientos que restan, antes de la gran final contra el Bayern.
2 La falta de mentalidad y el desconocimiento de la transcendencia del partido.
Ya se había detectado a lo largo de la temporada que esta plantilla no está sobrada de mentalidad y carácter competitivo. Sus valores son otros, técnicos, tácticos y hasta de rasmia ante la adversidad, pero no precisamente la voluntad de vencer y de imponerse.
Sin embargo, ningún aficionado amarillo podía imaginar que los jugadores se tomaran el partido como quien va al parque a jugar con los amigos.
Estaban avisados: "para llegar con opciones a Egües, hay que ganar este sábado" y a pesar de ello, la empanada con la que se han desayunado hoy, invita a pensar que los jugadores no eran conocedores de la importancia del partido o desde luego que no estaban convencidos de ello.
3 El exceso de confianza a partir del 2.0. consumó el desastre.
Para más INRI, si podían caer en un exceso de confianza, ponerse 2.0. frente al colista,_eso sí, sin apenas fútbol y merced a dos genialidades puntuales_, hizo que la bola de nieve echase a rodar de manera imparable. Cayó el 2.1., y a pesar del 3.1., cayó el 3.2.
Para desesperación de la grada, se llegó a lo previsible y anunciado: 3.3. en el último minuto, y la temporada que amenazaba con irse por el desagüe...
4 Llegar al final invocando al santo, no siempre funciona...
Dejar las tareas para el final, nunca lleva a nada bueno, y así ocurrió hoy. Entrando en el tiempo de descuento, cayó la última llegada agónica de la delantera amarilla, consiguiendo el último córner.
Gritaba el entrenador de porteros a Aimar, para que subiese a rematar el córner a la desesperada, sin que le diera tiempo... saque rápido al primer palo... y remate de cabeza a bocajarro que se dirige a la escuadra...
Pero claro, los milagros suceden en contadas ocasiones y los estudiantes que dejan todo para estudiar el último día, casi siempre suspenden... Fuera, saque de puerta y final del partido.
3.3. y dos puntos que se van para no volver...
Llantos y lamentos...
Miradas de incredulidad y a casa.
Esperemos que no vuelva a repetirse.
Por quedarnos con algo positivo, dentro de lo poco que se ofreció en el campo:
El 1.0, por Adrián:
Aunque ya nos tiene acostumbrados, siempre nos sorprenderá con sus tiros lejanos en vaselina...
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la potencia sin control, no sirve de nada... |
El 2.0, por Juan:
Otra obra de arte, tiro lejano, potente y a la escuadra. Imparable.
El 3.1. por Unai:
De pura potencia, por bajo, donde les duele a los porteros.
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